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“Es la exposición de la Escuela Mexicana de Arte Down. Te va a encantar.” Fueron las palabras con las que me invitaron por primera vez a
conocer la obra de estos jóvenes artistas. Sabía que sería genial, pero jamás imaginé que quedaría enamorada de su obra. Ellos crean
por y para el amor. Ese amor que deja que los milagros se manifiesten día con día. Los colores, los temas, las texturas, son una

oportunidad de ver a través de sus ojos y de sentir a través de sus corazones, para experimentar su inocencia llena de talento, que

plasmada en el lienzo, hipnotiza. La calidad técnica que tienen es un vehículo para la transmisión absoluta de su interior, brillante y
sensible.
Con un inmenso respeto, sincera admiración y profundo agradecimiento, por semanas no paré de hablar de ellos a quienes me

escuchaban. Les trataba de transmitir todo lo que había encontrado ahí y la titánica labor hecha por su presidenta-fundadora, Sylvia G.

Escamilla. Después, pude conocer el taller donde sucede la magia, pero mejor aún, pude conocer de cerca a los creadores de esta
colección que se ha expuesto en América, Asia y Europa: a Rodrigo, a Carlos, a Josafat, a Massiel, a David, a Amparo, a Eloína, a Lorena
y a otros más: ahora mis amigos, aquel día mis maestros.

Pasé un día magnífico, lleno de aprendizaje y salí celebrando el amor que se respira ahí dentro, amor por la vida, amor por el arte.

Casa Lamm abrió las puertas de su reconocida galería y cubrió sus muros con estas obras de arte en la exposición “Luces del Universo”.
Cada artista, de pie, portando sus mejores galas, estaba orgulloso junto a su creación, sonriendo a los espectadores que vivían lo que
algún día yo viví, experimentando esa sorpresa y llenándose de amor a los pies de estas maravillosas obras escoltadas por sus

creadores, que solamente tienen un cromosoma más, donde seguramente albergan mucho de su talento y mucho de su amor.

Ahora que Casa Lamm ha subido de manera permanente la exposición “Luces del Universo” a su galería virtual
(http://galeria.casalamm.edu.mx/exhibiciones/luces-del-universo/), estoy segura que todo el mundo valorará los colores de María Bonita, la
mirada profunda de Cervantes; se cautivará por los cinco ojos de las Tres Caras; o seguirá la luz de la antorcha de el Pípila. La pregunta

no es entonces ¿por qué ver la exposición?, más bien es ¿para qué? La respuesta: para que todos podamos observar más allá de lo que

vemos y dejarnos enamorar por el magnífico arte de los alumnos de la Escuela Mexicana de Arte Down.

María Aliaga Abad